LA CUÁNTICA DE
LAS EMOCIONES
Los
terapeutas que trabajamos a diario en (y ”con”) el plano energético nos movemos
precisamente en este campo… es decir:
enseñamos a nuestros pacientes a ser conscientes de la fuerza real de
nuestras creaciones y proyecciones… (lo que los científicos denominan “pensamiento”)…
Es decir, desde nuestro ser creamos unas u otras realidades, unas u otras
manifestaciones… y que ahora se reconocen desde la ciencia como una realidad
“tangible” de efectos nuevamente “tangibles en nuestro propio cuerpo. En
definitiva, la ciencia viene a validar lo que los terapeutas trabajamos como la
fuerza del Yo, de la voluntad, y la capacidad de crear nuevas realidades…
empezando por nuestro propio cuerpo…Apasionante!!!!
Os
dejo con el artículo. Habrás TRES ENTREGAS… Y aquí tenéis la PRIMERA PARTE. Si
eres un espíritu inquieto y curioso… te enganchará!!
SI CAMBIAMOS NUESTRO PENSAMIENTO MODIFICAMOS
NUESTROS GENES
LA CUÁNTICA DE LAS
EMOCIONES
Dentro de nuestro cerebro, en la parte media superior, se encuentra situado
el hipotálamo. Es una especie de fábrica en la que se reúnen distintas
sustancias químicas, que se relacionan con nuestras emociones y pensamientos.
Estas sustancias químicas son los péptidos (cadenas de aminoácidos).
Nuestro cuerpo es, prácticamente, todo carbono y fabrica unos 20 aminoácidos
para tener la fórmula de su estructura física. El cuerpo es una máquina que
produce proteínas.
En el hipotálamo seleccionamos una pequeña cadena de proteínas, llamadas
péptidos, y las ensamblamos en determinados neuropétidos (o neurohormonas) que
se corresponden con los estados emocionales que experimentamos diariamente.
Así pues, tenemos
sustancias químicas para el enfado, sustancias para la tristeza, sustancias
para sentirse víctima y para la lujuria… Existe una sustancia química para cada
estado emocional que experimentamos.
En el momento en que experimentamos un estado emocional en el cuerpo o en
el cerebro, el hipotálamo ensambla el péptido correspondiente y lo suelta al
flujo sanguíneo a través de la pituitaria (hipófisis). A través de la sangre
llega hasta distintos centros o lugares de nuestro cuerpo.
Las células de nuestro cuerpo, todas, tienen receptores péptidos en el
exterior. Una sola célula puede tener miles de receptores estudiando su
superficie, abriéndose al exterior. Cuando un péptido atraca en una célula,
como si fuera una llave que encaja en una cerradura, se coloca en la superficie
del receptor y lo mueve como si llamara al timbre de una puerta. El péptido
queda unido a la célula el tiempo que necesite, también puede soltarse y volver
a pegarse dependiendo de lo que necesite esa célula.
LA CÉLULA TIENE CONCIENCIA
Un receptor, al que se le ha anexionado un péptido, éste transforma la
célula, desencadena un torrente de reacciones químicas. Muchas de estas
reacciones acaban modificando el propio núcleo de la célula. Todas las células
están vivas y tienen conciencia (si definimos conciencia como el punto de vista
de un observador) La célula sabe siempre dónde está, sabe que proteínas
fabrica, sabe si va a dividir su núcleo y sabe si va a dejar de dividirse. La
célula es la unidad con conciencia más pequeña del cuerpo.
LAS CÉLULAS SON UN
POCO YONKIS
Las células, con los receptores vacíos, comenzarán a comunicarse con el
cerebro, reclamando los péptidos que se le han estado suministrando
habitualmente, y el cerebro, automáticamente, creará imágenes en tu cerebro
-como si oyeras voces- para reiniciar el ciclo.
Si piensas en cómo
estar deprimido, en cómo estar confundido, en cómo sufrir, en cómo ser feliz…
el cuerpo le dirá a tu cerebro que sus necesidades químicas no están cubiertas.
Entonces, el cerebro se
activará y buscará imágenes del pasado; y las mandará al lóbulo frontal para que
las visualices y las sientas.
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