DALLAS BUYERS CLUB

Hablemos hoy de temas más prosaicos. Y concretamente, de una de mis pasiones. El cine!!! Y es que... recientemente se ha estrenado en España la película Dallas Buyers Club (2013). Impresincible!!! 

El film está protagnizado por Matthew McConaughey (por cierto féminas lectoras del Blog, no esperéis encontrar al guaperas de Sáhara (2005)...os decepcionaréis como yo lo hice). Los atractivos de esta película son otros bien diversos.  Basada en la vida real de Ron Woodroof, un cowboy de rodeo texano, drogadicto y mujeriego, al que en 1986 le diagnosticaron SIDA y le pronosticaron un mes de vida. Empezó entonces a tomar AZT, el único medicamento disponible en aquella época para luchar contra tan terrible enfermedad. (Fuente: FILMAFFINITY).

Y by the way, como dice mi sabia y querida amiga Sofía, aprovecho para, nuevamente, mojarme... y hacer un par de reflexiones a título personal. Dallas Buyers Club, por fin, le echa narices y aborda sin tapujos la absoluta falta de ética de las grandes compañías farmacéuticas. 

El negocio de la salud, donde priman las cifras, el dinero, y punto pelota. Por otra parte como en cualquier otro negocio, ¿no? Sólo que jugando con nuestra salud!!

Este es un tema que siempre me cabrea. Seguramente porque he tenido que luchar mucho para evitar algunas barbaridades contra mi hija. A veces, nos guía el miedo ciego. Y entonces se enmudecen nuestros corazones. Nos desconectamos de nuestro instinto de madres y padres y permitimos que a nuestros hijos se les apliquen protocolos tan innecesarios como absurdos en hospitales y clínicas. Totalmente alejados del sentido común, los hospitales nos convierten en espectadores pasivos a la fuerza... de pruebas y más pruebas sin sentido. Y en múltiples ocasiones, sólo para decirnos, finalmente, que lo que ocasionó todo fue de origen vírico. Vamos un catarro. Los que tenéis seguro privado sabéis de lo que os hablo, ¿no?

Pero la pregunta clave,  considero, es:

¿Por qué tenemos tanto miedo?

Y sobre todo... ¿Quién nos indujo ese miedo?

Siempre me han sorpendido los eslogan publicitarios tipo: Pastillas X, al primer síntoma!!

Primero, te muestran un hombre estornundando. En la siguiente secuencia se toma la milagrosa pastillita. Y por último comienza una nueva vida: sale a bailar, conoce a la chica de sus sueños... etc etc. Hasta ahí vale. Publicidad pura y dura. Ni más ni menos. Pero a mi me da por pensar: ¿y qué pasa con los efectos secundarios? ¿no deberían informarme adecuadamente? ¿y si esas mismas pastillas me debitan el sistema inmune para perpetuar el negocio? Sí, ya lo sé. Nadie me obliga a consumir esos productos. Soy muy libre de hacerlo o no. Pero la información tergiversada con la que nos bombardean a diario... ¿no es coartar nuestra libertad? ¿no debería ponérsele freno a esto? Porque vamos a ver: ¿Y si se me metió una pelusilla en la nariz? ¿Y si, simplemente, me deslumbré por la luz y por eso estornudé? ¿Conoceís el dicho aquél de que un catarro dura ocho días en cama y con pastillas y ocho días si no te medicas? Porque... para estas empresas los ciudadanos de a pie nos dividimos en dos grupos: a) enfermos y b) enfermos en potencia. Y claro está: enfermo=cliente.

Es el negocio del miedo. Y de eso hay mucho. ¿Acaso no somos una sociedad de hipocondríacos?  Está claro: Lo que nos venden son recetas mágicas contra el miedo. Pero el miedo no desaparece así, a golpe de químicos. Más bien, probablemente aumente. Y exponencialemente. Porque pregresivamente nos iremos sintiendo más y más dependietes...

Ahí dejo mis preguntas. Y aquí mismo espero vuestras opiniones. Sobre la peli. Sobre las farmacéuticas. Sobre lo que queráis.

Hala, os deseo buen fin de semana y a disfrutar de un peliculón!!!

Y... animaos a dejarme un comentario!!!